En España los impuestos no son muy altos

Cada cierto tiempo aparece la misma noticia y que genera habitualmente el mismo debate: los impuestos en Europa y en España. Cada vez que esto ocurre se suceden las noticias y el debate sobre el asunto, algunas veces presentando la información de manera bastante imbécil. Tenemos ejemplos aquí, aquí, aquí o aquí.

¿Por qué digo que la información se presenta de manera bastante imbécil? Pues porque mezclar tipos nominales con recaudación fiscal y además hacer juicios de valor, es una gilipollez que bien está producida por la ignorancia o bien está previamente premeditada para crear opinión. Respecto a este segundo motivo, la idea consiste en convencer de que en España se pagan muchos impuestos pero se recauda poco, por lo que se apoya rebajarlos con la idea de la economía crecería e incluso aumentaría la recaudación. Todo esto podría estar muy bien si la primera condición fuera cierta.

En primer lugar cabe decir que relacionar los impuestos que pagamos con tipos marginales es bastante absurdo y como tal uno puede poner ejemplos igual de absurdos. Imaginemos que España pone un I.R.P.F. del 99% a la persona física que tenga ingresos por encima de 1 billón de euros o un IVA del 99% a las fajas-tanga. No recaudaríamos nada porque ni Amancio Ortega cumpliría esos requisitos, ni casi nadie compraría fajas-tanga. Por lo tanto diríamos que España tiene los «impuestos más altos del mundo», siendo igual de falso que lo es en la actualidad. Y es que los impuestos que se pagan se miden de varias formas, la más sintetizada es el % de ingresos en relación al PIB. Con este parámetro en la mano, esto de que «nos crujen» a impuestos empieza a cambiar su significado.

Con esto vemos que a nivel de conjunto esto de que «España tiene unos impuestos muy altos» no es muy cierto. Si nos cobran muchos o pocos impuestos, tiene que ver con la parte de nuestra riqueza que nos «incautan» y no con el marginal que le cobran a un señor que gana más de 300.000 euros.

Todo esto se hace incluso más patente cuando observamos otro parámetro que ofrece el famoso informe de Eurostat, del que la mayoría de medios se han «olvidado» salvo curiosas excepciones de quienes nos han acostumbrado al mal periodismo. Es el tipo efectivo de los impuestos, lo que realmente pagamos. A esto lo llaman implicit tax rate es lo que viene siendo mayormente el porcentaje de ingresos fiscales respecto a la base imponible potencial. Este dato se ofrece para tres tipos de impuestos: sobre el trabajo, sobre el capital y sobre el consumo. El resultado es el siguiente:

En fin, que ocupamos el 10º puesto en impuestos al capital, el 14º en impuestos al trabajo y somos los últimos en impuestos al consumo. Si esto son «impuestos muy altos», como dice vuestro héroe (no el mío) Aleix Saló en su último vídeo, mis cojones son claveles. Todo esto sin hablar del fraude y evasión fiscal, que es caso aparte.

Otro tema y lo que sí es discutible es si nuestro sistema impositivo es justo y/o eficaz, si es conveniente subir o bajar los tipos máximos o las deducciones, entre otros asuntos. Pero en España no pagamos muchos impuestos, al menos de forma conjunta y es absurdo apoyar la idea en los tipos máximos de los impuestos. Ni tampoco esto se apoya en la famosa «clase media», que como el centro político o el salario medio es algo que no existe. Hace año y medio ya mostraba que ingresar más de 300.000 euros anuales en España no es ser clase media, es ser rico.

Así seguiremos escuchando a periodistas, economistas, empresarios y políticos pidiendo «bajadas de impuestos», algunos de estos últimos pegándose contra el muro cuando llegan a tocar pelo. Parece que nadie recuerda lo primero que hizo Zapatero cuando la crisis era algo opinable: bajar impuestos. Seguimos sin enterarnos que en una sociedad apalancada hasta las tetas y con un 27% de desempleo, la mayoría de euros extras que caigan en las manos del ciudadano van a ir a la cuenta corriente o a pagar las pellas. La mayoría de los ciudadanos, excepto los de los 300.000 euros que patrocinan estos discursos, no se van a ir a Cancún con una televisión plana bajo el brazo, a no ser que quieran ver la próxima rueda de prensa de Mr. Plasma. Otro tema es que propongamos reducir los impuestos a la inversión y nos dejamos de repetir otra de las gilipolleces mántricas de nuestros tiempos que es el famoso «que fluya el crédito», cosa que nos ha llevado a donde estamos hoy.