La honradez en las instituciones públicas europeas (II)


En la primera parte de esta serie ofrecía algunos datos y clasificaciones poco conocidas, realizadas con los datos ofrecidos por el The Global Competitiveness Report 2011-2012. En ella ofrecía algunas clasificaciones europeas en asuntos englobados dentro del «pilar de la competitividad» denominado «Instituciones».

Sigo con estas curiosas clasificaciones, esta vez la pregunta es:

¿En qué medida los funcionarios públicos en su país muestran favoritismo por determinadas empresas y particulares al momento de decidir sobre las políticas y los contratos?


Con ligeras diferencias, los países siguen manteniendo las pautas de anteriores clasificaciones. Esta pauta que en el informe se utiliza para medir la competitividad, podría ser válida también para entender que implementar políticas públicas del Top 5 en países del final de la tabla puede ser tan exitoso como desastroso.

El siguiente gráfico es un asunto muy de actualidad y que trae una información que he querido poner en contraste con uno de los poco datos reales que el famoso informe nos trae. Pues recordemos que este informe sobre la competitividad es una encuesta realizada a empresarios. Y como tal debe tomarse con la cautela debida. Esta clasificación se podría denominar «despilfarro en el gasto público» y he querido ponerlo en comparación con el saldo presupuestario de cada país en 2011 que ofrece el informe.

¿Cómo calificaría la composición del gasto público en su país? [1 = extremadamente derrochador, 7 = muy eficiente en la prestación de bienes y servicios necesarios]

Este ítem trae dos cosas curiosas. La primera es que es uno de los pocos donde ningún país europeo alcanza 5 puntos de calificación (Suecia es el primero con 4,9), cosa que no ocurre en los parámetros anteriores. Además se podría suponer que a peor saldo presupuestario, los encuestados empeorarían notablemente a su país en esta clasificación. Esto siendo en parte cierto, no lo es tanto. Por ejemplo Reino Unido a pesar de tener un saldo presupuestario horrible, sus empresarios no tienen conciencia de que haya un gran derroche en tal país. Los holandeses tienen una alta consideración teniendo en cuenta que tampoco son unos maestros en lo que viene siendo la austeridad presupuestaria. Por otra parte sorprende que Hungría, el país con el mejor superávit de Europa, no esté mucho mejor clasificado en esta lista. Por ello relacionar déficit con despilfarro no parece ser una feliz idea, al menos a opinión de los encuestados. Aunque es también perceptible que los países rescatados o con mayores problemas actualmente empeorar sus registros.

Cuando hablamos de posibles reformas para mejorar la competitividad de nuestra economía, uno de los clásicos que siempre aparece es la carga burocrática que los gobiernos hacen soportar a las empresas. En el siguiente gráfico se contesta a esta pregunta:

¿Cómo es gravoso para las empresas en su país para cumplir con los requisitos administrativos gubernamentales?

En esta clasificación lo único que destacaría sería el avance de Chipre, un país donde la burocracia para las empresas parece ser escasa. Lo que pasa es que a veces uno no sabe si eso en sí mismo puede ser bueno o malo. Más cuando según el Tax Justice Network Chipre tenía un 28% de economía sumergida, como vimos en esta entrada. Cuando la disminución de los trámites burocráticos consiste en eliminar costes superfluos y regulaciones inútiles hace mejorar. Cuando se eliminar leyes porque molestan a los empresarios entonces puedes tener un país muy competitivo, pero un país de mierda si trabajas en él. No olvidemos esto cuando hablemos de «reformas».

Otro parámetro de gran actualidad en estos tiempos sería el relativo a la transparencia en las políticas de gobierno. La traducción estricta de la pregunta no deja muy clara la pregunta, pero quedaría algo así:

¿Es fácil para las empresas de su país obtener información sobre los cambios en las políticas gubernamentales y regulaciones que afectan a sus actividades?

Esta clasificación tiene como novedades, por ejemplo, cómo la percepción de transparencia en políticas de gobierno baja algo o la gran conciencia que tienen en Finlandia de su existencia. Con diferencias todo sigue igual.

Dejo para una tercera parte otros parámetros, algunos dentro del pilar de instituciones pero que abarcan otros asuntos ligeramente distintos y de actualidad: ética de las empresas, confianza en la policía, protección al inversor, solidez de la banca, autoritarismo y delegación o utilización de la tecnología por las Administraciones.

Estas entradas no ponen ante un dilema gallina-huevo por el cual no sabemos muy bien si las instituciones públicas y políticas públicas de algunos países son buenas por su regulación o por su carácter nacional. ¿Funcionaría igual una política pública en Finlandia que en Italia? ¿Cómo se comportaría una reforma laboral en Alemania y en Grecia? Esta situación casi siempre es olvidada por esos economistas-políticos-sociólogos-politólogs que proliferan en la actualidad, sean del signo que sean, pues son factores que no pueden emular… ¿o quizás sí?

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4 respuestas a La honradez en las instituciones públicas europeas (II)

  1. RBG dijo:

    Buena conclusión, justa y atinada. Una cosa es mirar lo que se hace por ahí fuera (y en qué resulta) cuando se piensa en qué hacer, y otra es pensar que se pueden importar (o exportar: ojo) soluciones como quien importa (o quien exporta) coches ( o zapatos), listos para andar. Aunque ya puestos, lo que me pasma de verdad no es que se ofrezcan recetas, sino que se busque «la» solución. No entiendo por qué tiene esta extraordinaria pujanza la tradición arbitrista en lo que se habla y escribe sobre la cosa pública.

  2. Marta dijo:

    Interesantes entradas. Nos muestran a España a la cola de los países avanzados de Europa y por delante de los países del Este, Grecia y, en ocasiones, Portugal y a la par con Francia.
    Nuestras instituciones tienen mucho que mejorar, pero también tiene que mejorar la sociedad.
    Y un apunte. Afirmas «Esta situación casi siempre es olvidada por esos economistas-políticos-sociólogos-politólogs que proliferan en la actualidad, sean del signo que sean, pues son factores que no pueden emular… ¿o quizás sí?»
    Algunos de esos economistas-sociólogos sí nos preocupamos por esos factores sociales que influyen fuertemente en la economía y en las instituciones. Y, es cierto, no son fáciles de cambiar, pero sí se puede lograr y una de las formas de hacerlo es invertir en educación.
    Enhorabuena por el blog (ya me lo he apuntado en favoritos).

  3. Pingback: Ética empresarial, policías y otras cosas en Europa | No me jodas que me incomodas

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